lunes, 22 de abril de 2024

Jorge Volpi: Una novela criminal

Idioma original: español

Año de publicación: 2018

Valoración: muy recomendable

Una mañana de diciembre de 2005, las televisoras interrumpen su transmisión habitual para hacer un enlace en vivo con un corresponsal ubicado en la carretera México-Cuernavaca, a las afueras de la ciudad. La Policía Federal está por realizar un operativo para ingresar a una supuesta casa de seguridad donde, según la información obtenida por el equipo de inteligencia, se encuentran personas secuestradas. Las imágenes muestran a los agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI), encapuchados y equipados con armas largas, traspasando el portón y desplegando sus unidades por toda la finca, sin encontrar la menor resistencia. 

El audaz reportero, sin importarle su propia integridad, sigue a los encapuchados a través del patio de la finca, los cuales ingresan al cuarto de servicio, donde se ve que la acción ya había comenzado. La cámara muestra cómo los agentes de la AFI someten a un sujeto moreno de pelo corto, en estado deplorable, mientras el reportero hace una descripción detallada de los hechos. Uno de los agentes toma por el cabello al presunto secuestrador y levanta con brusquedad su cara para que pueda ser vista en vivo por millones de mexicanos. La cámara hace un recorrido exhaustivo por el desordenado cuarto, hasta posarse de nuevo de manera momentánea en la cama sobre la cual reposan varios rifles de asalto. El equipo de reporteros continúa su recorrido hasta encontrar a otra persona encogida en un rincón del cuarto, cubierta completamente con una cobija, la cual, al ser retirada por uno de los agentes, revela a una mujer pelirroja de tez pálida y rasgos afilados. El reportero interroga a la mujer (creo que ya está quedando claro lo absurdo de la situación) acerca de su relación con el hombre anteriormente sometido por los policías, que después sabremos es el líder de la banda, Israel Vallarta. La mujer, con el semblante descompuesto por el pánico, niega cualquier relación con Israel y dice desconocer por completo que en ese domicilio se encuentren personas secuestradas, pero es detenida igualmente. Lo que más llama la atención de la güera es su marcado acento francés, Florence Cassez.

Lo que pretendía ser el heroico rescate de unas víctimas de secuestro y el desmantelamiento de una de las bandas de secuestradores más peligrosas del país por parte de la recién creada AFI, resultó ser uno de los episodios más infames del periodismo mexicano. Televisa, la cadena de televisión más grande de México, en colusión con la Policía Federal, fue partícipe de un montaje televisivo que tendría repercusiones políticas, a tal grado de tensar las relaciones diplomáticas entre México y Francia al punto de ruptura, y abriendo viejas heridas producidas por las múltiples invasiones del imperio francés a la soberanía mexicana. 

Jorge Volpi desentraña en esta novela sin ficción (como él la llama) lo que a la postre sería conocido como “El caso Florence Cassez”, el cuál exhibiría ante los ojos del mundo (ahora ya incluso hay un documental en Netflix) lo surreal que es la impartición de justicia en México. Fabricación de evidencia, tortura de testigos, manipulación de la información, etc., todo esto combinado con la más vil y vulgar estupidez de aquellos encargados de establecer el orden. Volpi reitera en varias ocasiones que su libro es una novela “sin ficción”, sin embargo, no tiene reparos en llenar, desde la barrera de la ficción, todos los huecos (que no son pocos) que hay en este magullado caso. Fuera de eso, la novela no podría estar mejor documentada. La revisión de los expedientes es exhaustiva. Volpi incluso se entrevistó personalmente con los involucrados y con sus familiares, así como con los abogados y todas aquellas figuras del ámbito periodístico y jurídico que le pudieran aportar información.

A pesar de que este libro se acerca más al documental que a una obra de ficción, la impecable narración de Volpi hace que su lectura se disfrute como si fuera una novela policiaca (en el buen sentido del término). Lo que añade profundidad al libro es el hecho de que quienes presenciamos el desarrollo del caso en tiempo real, nos forjamos nuestras propias ideas y teorías sobre él. Descubrir detalles que no se hicieron públicos en su momento funciona perfectamente como un giro argumental post hoc. Si acaso, el único reparo que le pondría al libro es que aquellos que no estén familiarizados con el caso (no estoy seguro de qué tanto trascendió fuera de México y Francia) no lo podrán disfrutar al cien por ciento. Si sirve de algo, pueden empezar viendo el video que les dejo abajo para que se den un quemón del marranero que se hizo alrededor de esta historia.

Por cierto, para 2023, Cassez se encontraba viviendo libremente en Dunkerque, Francia, junto a su hija. Israel Vallarta, sus supuesto cómplice y líder de la banda de secuestradores “Los Zodiaco”, lleva 17 años en prisión preventiva, aún sin sentencia. Qué gran diferencia cuando no tienes al presidente de tu país para sacarte de la cárcel.

Caso Florence Cassez: 13 de febrero de 2006


domingo, 21 de abril de 2024

Alberts Bels: La Jaula

Idioma original: Letón
Título original: Büris
Año de publicación: 1972
Traducción: Rafael Martín Calvo
Valoración: Bastante recomendable

La "contra" de este libro me recordó a La pesquisa de Juan José Saer. Terminada la novela, creo que hay algo de ese Saer, pero los principales nombres que me vienen a la cabeza son Kafka y Dostoyevski. ¡Toma ya!

Porque La jaula parece ser inicialmente una novela negra / policíaca, pero acaba convirtiéndose en un alegato en favor de la libertad individual en un mundo "estandarizado". O, mejor dicho, en un mundo en el que caminamos por senderos marcados, creyendo gozar de una libertad que solo abarca el perímetro de la jaula invisible que nos rodea. Por un lado, la jaula como metáfora, como aquel insecto, aquel castillo o aquel proceso del genio checo; por otro lado, la culpa, los dilemas morales, los propios actos como prisión autoimpuesta del genio ruso.

Estamos en 1972, en la RSS de Letonia y hay que pasar la censura como sea. De ahí, quizá, la opción del autor por un comienzo al más puro estilo "novela de misterio". Porque habemus desaparición de Edmunds Berzs, arquitecto de éxito, habemus investigación al mando del inspector Struga y habemus también misterio resuelto. Y habemus unos primeros capítulos centrados en la descripción física y psicológica de Berzs, de Edite (esposa de Berzs) y de Struga, pesquisas, pistas, sospechas, indicios, etc. 

Pero algo nos hace ver que la novela tomará otro rumbo: ciertas similitudes, jugueteos con la figura del doppelganger, etc. Es lo que ocurre a mitad de la novela. Hay un giro, un instante en el que el autor pega un volantazo a partir de cual lo que ha podido ocurrir con Berzs (¿con su cadáver?) pierde importancia. 

La novela gira de lo policial a lo puramente psicológico, se vuelve mucho más opresiva y asfixiante. Victimario, investigador y víctima ocupan el centro de la novela y sus reflexiones, disquisiciones, dilemas, decisiones acerca de la sociedad, del papel e influencia de esta en la individualidad se convierten en el quid de la cuestión.

Todos somos hijos de una sociedad, como las nueces de un nogal. El gusano entra en algunas y devora nuez, dejando un vacío. El viento derriba algunas antes de que maduren. (...) Todos somos tan parecidos y , sin embargo, tan diferentes en nuestro ser.

Toda novela es algo tramposa. La jaula también lo es. Juega con nosotros y con los censores (a veces dudo si leyeron la novela al completo) y convierte lo que parecía una buena novela policial, pese a cierta sensación de algo ya leído, en una muy buena novela filosófico-existencial. 

sábado, 20 de abril de 2024

Jerzy Kosinski: Desde el jardín

Idioma original: inglés

Título original: Being There

Año de publicación: 1970

Traducción: Nelly Cacici

Valoración: se deja leer

Desde el jardín, del escritor polaco-estadounidense Jerzy Kosinski y novela célebre, sobre todo, debido al éxito que tuvo su adaptación cinematográfica (protagonizada por Peter Sellers), parte de una idea ingeniosa, sin duda, en su momento, hace más de 50 años, pero que me temo que hoy en día suena más que manida: Chance, un tipo que desde niño ha vivido encerrado en la mansión de un viejo ricacho, encargándose de cuidar su jardín (lo que viene a llamarse secuestro de menores y esclavitud, vaya) y sin más conocimiento del mundo exterior que el que le llega a través de la televisión, se ve arrojado, de un día para otro, a ese mundo que casi desconoce y con un mano delante y otra detrás...

Sin embargo, por un azar realmente muy azaroso Chance entra en relación con la élite financiera y política norteamericana y aun mundial, entre la que, merced a sus sencillos comentarios, su buena presencia y, sobre todo, su laconismo que le dota de un aura de inteligencia, es considerado por todos como un prohombre e incluso un gurú en asuntos económicos. Todo sin que él llegue a enterarse de por donde le da el aire, ni siquiera en lo referido a cuestiones más íntima -de hecho, se describen un par de escenas eróticas bastante chuscas a causa de ciertos malentendidos-; tanta candidez, por no decir estulticia, podría resultar inverosímil, si no fuera porque estamos ya acostumbrados a ver cómo alcanzan el éxito personajes que parecen más simples que un capazo (eso, o directamente son unos perturbados: ahí tenemos a un ex-presidente de EE.UU. que puede repetir en el cargo, del que no sabemos si resulta ser más sinvergüenza que megalómano o viceversa, a un presidente de Argentina que habla con su perro muerto y se compara a sí mismo con Lobezno... o, sin ir más lejos, a una presidenta de Comunidad autónoma española claramente ida y cuya vocación de frutera no le ha impedido rodearse de chorizos...).

Así pues, la novela se puede leer como una renovación irónica del mito de la caverna de Platón o el del buen salvaje. Incluso, si se quiere, del cuento aquel del rey desnudo al que sólo un niño se atrevió a decir la verdad. Porque, pese a que encontremos algún momento más jocoso y/o cargado de mala leche, en general el libro no deja de ser un relato alargado en el que incluso el sencillo estilo utilizado recuerda un poco al de los cuentos infantiles. Lo cual, seguramente, era la intención de su autor y bien que está conseguido, aunque, a estas alturas de mi vida lectora, el resultado se me ha quedado un poco escaso y, como ya he comentado, un tanto manido. Puedo entender el entusiasmo que provocó esta historia cuando apareció, en plena era hippy, pero no el que, por lo visto, despierta aún en algunos lectores/as. De ahí mi valoración, que quizás pueda parecer un tanto severa, aunque, en este 2024, creo bastante justa. 


Otros títulos de este escritor reseñados en Un Libro Al Día: El pájaro pintadoPasos

viernes, 19 de abril de 2024

Natalia Ginzburg: Valentino

Idioma original: Italiano
Título original: Valentino
Año de publicación: 1957 
Traducción: Andrés Barba
Valoración: Recomendable

Me gusta visitar de vez en cuando obras que en el pasado disfruté. Una autora que nunca decepciona cuando lo hago es Natalia Ginzburg. No sólo porque sus libros suelen ser bastante cortitos y por tanto ágiles de releer, sino porque el paso del tiempo jamás empaña su calidad.

Prueba de ello es Valentino, una novela breve que me ha deslumbrado tanto ahora como cuando la caté por primera vez hace años. Todo en ella es pura Ginzburg: la prosa, el tono, el ritmo, la trama, los personajes, los temas...

Trata sobre una familia pobre que ha depositado demasiadas expectativas en su hijo varón, un vividor y vago de cuidado. Este hijo se casará con una mujer rica, para disgusto de sus padres y hermana. Otra hermana, la narradora de la historia, relata cómo semejante decisión afecta a cada uno de los implicados.

Ginzburg, siempre alejada de la hojarasca estilística y los histrionismos narrativos, nos obsequia con una ficción sencilla (que no simple). A dicha ficción la caracterizan una prosa de un oficio tan innegable como invisible, el costumbrismo de su argumento, lo verosímiles que se antojan sus personajes, la sensibilidad que derrocha y la tristeza que evoca. Insisto: Valentino es pura Ginzburg. 


También de Natalia Ginzburg en ULAD: Aquí

jueves, 18 de abril de 2024

Jon Fosse: El otro nombre (Septología I)

Idioma original: noruego

Título original: Det andre namnet

Traducción: Cristina Gómez Baggethun y Kirsti Baggethun

Año de publicación: 2019

Valoración: Muy recomendable


Estas cosas a veces pasan, pocas veces pero algunas sí. Ahora ya sé que Jon Fosse es un autor bastante prolífico, que lleva como cuarenta años publicando novela, teatro y poesía, y candidato in pectore al Nobel desde hace tiempo. Pero yo, ignorante de todo esto, le descubro por pura casualidad, podríamos decir por intuición, en la estantería de cierta librería de la que he hablado varias veces. Un libro que parecía tener algo interesante, el primero de una septología (¡), algo que ojeando sobre la marcha tenía pinta de prosa moderna, fresca… El caso es que el libro pasa a la cola de los pendientes, y queda ahí en la balda colocadito cerca de otros autores nórdicos, como Enquist, Ulven o Kivirähk. Y de repente, resulta que le dan el Nobel. Por una parte, me siento un poquito orgulloso de mi olfato literario, y por otra algo avergonzado de haberle tenido cogiendo polvo tanto tiempo.

La citada septología es una de sus obras más recientes, iniciada en 2019, y la que tenemos aquí, la primera de sus entregas que, por lo poco que sé, parece muy influenciada por algunas experiencias personales en relación con el alcohol y la religión.

El monólogo interior es un recurso narrativo del que yo creo que se ha abusado un tanto. Quizá seduce a algunos autores porque, aunque es ya bastante antiguo, conserva una apariencia moderna, más aún si se fuerzan un tanto las reglas de la sintaxis o se escamotean signos de puntuación, por ejemplo. Además, parece algo fácil de utilizar, suficiente con largar parrafadas mezclando muchas cosas, dejar fluir el pensamiento y generar una sensación de confusión e intensidad. El resultado no siempre es bueno, pero cuando se consigue, la lectura se hace sugerente y la información va calando de forma penetrante.

Jon Fosse lo hace muy bien. Su monólogo se funde a ratos con un relato en primera persona, y en él encontramos reflexiones, recuerdos, deseos, tal vez sueños, escenas reales, sin que sea posible, y es uno de sus grandes logros, determinar a cuál de estos grupos pertenece lo que se cuenta. Se presentan simultáneamente en un mismo relato, de apariencia coherente, distintas posibilidades de una misma vida, las opciones que se abandonaron y las que el destino convirtió en imposibles, todo protagonizado por un único personaje que se desdobla, se observa a sí mismo o a su otro yo posible, e interactúa en aquellos otros escenarios, pasados o imaginados, quizá intentando enmendarlos, o solo para rememorarlos. Si quieren, la monserga de la autoficción, sí, pero que cuando se le hace funcionar de verdad es una opción tan válida como otra cualquiera.

El pintor que colocaba los cuadros vueltos contra la pared hasta no haber encontrado en ellos la luz que buscaba, el alcohólico al borde del colapso, el hombre que perdió a su pareja y que no recuerda si tuvo un hijo o solo lo deseó, uno y varios personajes que desde sus pequeñas casas aisladas parecen ser atraídos hacia la ciudad, donde quizá se encuentre el nudo donde se reúnen todas las trayectorias. 

Esa inmersión entre tinieblas y nieve que cae incesante tiene algo de insana, provoca cierta desazón y transmite el profundo cansancio que pesa sobre el protagonista. Pero al lector, a mí al menos, le deja la gratificante sensación de darse cuenta de que está fuera de ese mundo sombrío y aplastante, y puede disfrutar de maravillosas escenas como la de la pareja que pasa el rato en un solitario parque infantil sin más aliciente que el sentirse juntos, o las sucesivas caídas del pintor, quizá un guiño bíblico, a la espera del aguardiente. La doble presencia del lector, dentro y fuera del relato, por momentos sumergido en la narración, viendo, sintiendo, quizá sufriendo, y un segundo después a salvo en el sillón de su casa.

Mucho talento para llevar a buen puerto toda esta complejidad, mejor dicho, primero crearla a partir de algo de apariencia tan sencilla, y después desarrollarla y culminarla creando la atmósfera adecuada, solo a base de inteligencia, buena mano y una prosa limpia, sin trucos ni artificios. Vamos, calidad como para dejarle a uno a muy poco de ir a por el segundo volumen, y empezar a corregir errores.


Otras obras de Jon Fosse reseñadas en ULADBlancura

miércoles, 17 de abril de 2024

Reseña + Entrevista: La visitante de Alberto Chimal

Idioma original: español

Año de publicación: 2022

Valoración: entre recomendable y muy recomendable

Gabriela, originaria de Toluca, abandona su pueblo ciudad natal para cursar contaduría en la Ciudad de México. Como muchos jóvenes forzados a tomar decisiones vitales prematuramente, encuentra poco placer en su carrera, asistiendo a clases más por rutina que por interés. Su vida toma un giro al descubrir, gracias a su prima, un taller de teatro que la cautiva de inmediato (obviamente, en gran parte gracias al profesor). La novela comienza con estas incursiones de Gabriela en el mundo del teatro, lo que la lleva a cuestionar sus preconcepciones "provincianas". Durante esta etapa, su vida transcurre con relativa calma, aparte de las dificultades típicas de cualquier “estudihambre” normal.

Los conocedores de la obra de Alberto Chimal anticiparán un giro hacia lo paranormal o fantástico, y así sucede. Como sugiere el título, una presencia emerge de una especie de limbo (“l frontera”) para alterar radicalmente la existencia de Gabriela, exponiéndola a ciertos secretos turbios del taller de teatro y a la realidad social de su país. La temporalidad es crucial, situando la narrativa a inicios de los años 70, una época marcada por la desilusión juvenil, las secuelas de represiones estudiantiles y un choque generacional entre conservadurismo y nuevas ideas.

Esta novela tiene muchos elementos que suponían un riesgo al fracaso. Escribir una novela sobre fantasmas y posesiones en un país azotado por la violencia, como lo es México, supone el riesgo, por un lado, de herir susceptibilidades, y por el otro, de quedarse corto. De que los hechos, por paranormales que puedan ser, no superen al terror real con el que tienen que convivir los habitantes de la tierra de los magueyes. ¿Por qué alguien se interesaría por aquellas almas que habitan ese limbo llamado “la frontera”, cuando hay una frontera real, un desierto donde las mujeres tienen la esperanza de vida más baja del país?, ¿Por qué a alguien le preocuparía la posesión de una niña por el alma en pena de una mujer asesinada, cuando hay miles de madres aterrorizadas por el fantasma de sus hijas y hermanas, y que las acompañaran hasta que ellas mismas, de una manera u otra, cruzan a su vez esa frontera? Acaso abordar este tema desde el punto de vista de una niña, y añadiendo elementos fantásticos sea una forma de lidiar con una situación que, de otra manera, sería insostenible (vaya que cuesta ver directamente a la cara a la realidad). 

Pese a que el tono de la novela recuerda mucho a lo que usualmente se cataloga como “literatura juvenil”, caracterizada por adolescentes en pleno descubrimiento de sí mismos y adultos antagónicos, Chimal maneja el tono sin caer en clichés, de tal manera que logra abordar un tema tan delicado (casi tabú en México), como es el de la violencia contra las mujeres y los feminicidios.

Dicho lo anterior, hay algunos puntos que no me agradan del todo:

La novela parece estar dividida en dos partes. Los sucesos que ocurren en la primera mitad, enfocada principalmente a la vida estudiantil de Gabriela y a sus actividades teatrales, pierden relevancia una vez que se introducen los eventos paranormales.

El profesor del taller de teatro cambia radicalmente de carácter sin una explicación, a mi parecer, satisfactoria, como si nos hubiéramos perdido un capitulo de su historia. Posteriormente se revelan ciertos aspectos de su pasado que pueden explicar tal transformación, pero da la impresión de ser una justificación en retroactivo de ese cambio.

Me parece que el papel de la protagonista pierde fuerza una vez que ocurren los elementos fantásticos, como si cediera su puesto a otro personaje. Esto se resuelve al final de libro, pero en el inter es un poco chocante esta salida de escena.

Admiro mucho el estilo de escritura de Chimal, que recuerda mucho a su forma de hablar. Incluso su tono de voz casa muy bien con el tono de su narración. Se disfrutan particularmente los pasajes donde se describen las actividades del grupo de teatro, el movimiento de los cuerpos en el escenario, las sensaciones de los estudiantes, la percepción de aquellos que observan, etc. Me atrevería a decir que solo por esos bellos pasajes vale la pena leer este libro. 

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Alberto Chimal tuvo la amabilidad de regalarme un poco de su tiempo para platicar más a detalle sobre su novela. Además, nos lee un pequeño fragmento. Pueden checarlo en el siguiente enlace.


* Para quienes deseen profundizar en su metodología, Chimal ofrece un curso de escritura creativa en Domestika y en su sitio web, además de un canal de YouTube con su esposa, Raquel Castro, donde abordan variados temas literarios, altamente recomendable. 


martes, 16 de abril de 2024

Michael Winkler: Grimmish

Idioma original: Inglés
Título original: Grimmish
Año de publicación: 2021
Traducción: Eduardo Iriarte
Valoración: Está muy bien

"El hombre es la única criatura que inflige dolor por diversión, consciente de que es dolor" (Mark Twain)

Quiero abrir la reseña con esta cita de Mark Twain porque, aunque en otros sitios (si es que hay sitios que hayan leído y reseñado este libro) puedan decir que es, al menos en parte, novela(falsa)biografíaensayocrónicadocumental, creo que la mejor definición de Grimmish es la de artefacto posmoderno acerca del DOLOR. 

Parte nº 1: artefacto posmoderno. La reseña del propio libro es el capítulo 1 del libro (bucle infinito, vaya) y ya nos da una pista de que lo que vamos a leer va a ser, como poco, peculiar. En páginas posteriores, notas al pie que incluyen digresiones, aclaraciones, citas y reflexiones, informes médicos o policiales, crónicas periodísticas, diálogos surrealistas, ruptura de la cuarta pared, y de la "lógica narrativa" seaesoloquesea, etc confirman ese carácter peculiar del texto y hacen que este oscile entre lo divertido y lo profundo, entre lo realista y lo surrealista, pero mantenga al lector enganchado a sus páginas.

Parte nº 2: acerca del DOLOR. Sí, todo ello para hablar del dolor físico y no físico, del dolor propio y ajeno, de la violencia, de nuestra actitud hacia ella, y de formas de entender o no la masculinidad. No solo, eso; otros temas aparecen de forma tangencial en el libro, como la "australianidad", el papel de las palabras, etc, pero el epicentro del texto lo ocupa, sin duda, EL DOLOR.

Para ello, Winkler se sirve de Joe Grim, púgil italoamericano de cuarta fila pero con una resistencia sobrehumana al dolor y que anda de gira por Australia allá por 1908-1909, del tío Michael (si es que ese es su verdadero nombre), testigo / acompañante de la tourneé pugilística, y del propio narrador/autor.

Es Grim un personaje fascinante, un tipo que habla como un sabio, que actúa como un bruto y que es un profeta del dolor. Su trabajo hace que las primeras páginas se deslicen a lo que parece una novela biográfica con el boxeo como centro, pero Winkler pone en marcha la batidora, pasa de guardia diestra a guardia zurda, juega con los límites de la ficción, cambia las alturas del golpeo, pasa de lo novelesco a lo ensayístico, de la sangre y la acción a lo reflexivo, se refugia en las cuerdas y nos acaba desarbolando con un texto torrencial y sorprendente que constituye toda una sorpresa y un reto para los lectores que busquen emociones fuertes y textos que se sitúen en los márgenes de la literatura.

P.S.: Grimmish fue un libro autoeditado. Autoeditados del mundo: no perdáis la esperanza