sábado, 15 de noviembre de 2014

Reseña interruptus: Tao Lin: EEEEE, EEE, EEEE

Idioma original: inglés
Título original: Eeeee, eee, eeee (de verdad)
Año de publicación: 2007
Traducción: Gema Facal Lozano
Valoración: a tomar el pelo a otra parte

Esta palabra describe este libro en las notas de la contraportada. "Divertidísimo".

Jua jua jua.

Perdonen: me encuentran por el suelo, desternillándome. Recompongo un poco mi aspecto y les hablo, seré breve, de las 48 o 50 páginas que he aguantado de Eeeee, eee, eeee, novela que toma su onomatopéyico título de los sonidos emitidos por los delfines en que el protagonista, Andrew, sueña. Bueno, hay también unos osos por ahí, y no diría muy bien si sueña o piensa en ellos o alucina con ellos porque la E del libro venga de éxtasis o... madre, este libro me ha hecho caer en los puntos suspensivos. Qué será lo siguiente, qué va a ser de mí. 
Y no es el primer libro de Tao Lin que leo, pues ya me solacé con otro el otro día, sentado en una terraza mientras esperaba a que me repararan un pinchazo. Tao Lin, saben, proclamado en no me acuerdo qué sitio el escritor más influyente de internet. Manos a la cabeza, todos. Bueno, a la cara, si tal es el panorama. Ni me acuerdo, lo que puse sobre el otro libro que leí, pero al menos llegué hasta el final, porque por debajo asomaba algo parecido a un argumento. Que aquí, ópera prima del amigo, ni eso. Tan difícil es montarse una historia mínima y montar algo alrededor de ella. Si esto es para el público de internet, hombre, esa gente que está leyendo con el dedo a milímetros del puntero del ratón para ver la página siguiente. Deprisa, deprisa, frases cortas, ritmo endiablado, nulo desarrollo, nada de relleno, todo intenso. Literatura exprés. Saben. Todo comprimidito, como las píldoras aquellas que comen los astronautas. Así de buenas son que no dejan de abrirse tiendas que las venden. Pues no: sin que se me pueda acusar de aversión a aquello tan manido de los nuevos modelos de acceso a la cultura, lo de Tao Lin es una tomadura de pelo como una pianola, una cosa sin la mínima sustancia ni el más mínimo amago de control de calidad, cosa muy justificable al escribir un blog, pero nada al editar algo con formato de obra o, como pone en la portada, de novela. 23 añitos cuando escribió esto, sí, oh, qué chulo y qué cool y qué guay esa foto en la contraportada (¿comiéndose una muffin?). Si quieren leer algo moderno, lean a Jenn Díaz, o a David Foster Wallace.

También de Tao Lin en ULAD: Otro libro, pero casi igual de malo. Casi que no lo pongo, ¿vale? 
Y a lo mejor soy capaz de leer otro: no puedo creérmelo ni yo.

7 comentarios:

German dijo...

Reseña algo de la tal Jenn Díaz (porque ponerla junto a DFW son palabras mayores..), que igual algo se aprovecha del Tao Lin este. :)

Un saludo.

Escotomo dijo...

Vd es un valiente por intentarlo de nuevo. Yo no podría.
Saludos

Francesc Bon dijo...

He reseñado a Jenn Díaz: aquí y la comparación no es porque sean parecidos. Es porque, dentro de la disparidad, por lo menos escribe con sinceridad y convicción, cosa que debería ser considerada como muy moderna, y no el embaucador este de Tao Lin.
Pablo G. Uno se debe a sus lectores y acepta los sacrificios como pruebas que pone el karma en su camino.
Gracias por los comentarios.

Paulo Kortazar B. dijo...

Tú eres masoca.

Francesc Bon dijo...

A veces pienso si doy suficientes oportunidades a algunos autores. Estoy en plena fase de "arrepentimiento espontáneo" o, si quieres dramatizarlo "puede ser que la primera impresión no siempre sea la que valga". Los próximos van a ser DeLillo y Pynchon. Juro que acabaré sus libros como sea. Y estos no son librillos de cientoypico páginas sino tomos que rondan las 500.
Gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

No. La oportunidad te la das a ti mismo. Ellos ya la tuvieron y la aprovecharon.

En sus obras se ve, no hay otra prueba mejor que esa, y el reconocimiento de los entendidos, claro.

Anónimo dijo...

Gracias por estos momentos.

Por curiosidad, ¿existe alguna entrada en esta bitácora en la que se muestre una lista de etiquetas?, ¿un termómetro -al que presupongo más de una ramificación- cuya escala graduada contenga todas etiquetas aparecidas?, incluyendo por supuesto las memorables como la que precede a la crítica de arriba.