sábado, 5 de marzo de 2016

Ambrose Bierce: Cuentos negros

Idioma original: inglés
Año de publicación: a partir de 1891
Traducción: Aitor Ibarrola-Armendariz
Valoración: entre recomendable y está bien


Aquí tenemos una estupenda recopilación de cuentos de Ambrose Bierce, el legendario autor de El diccionario del diablo... ¿Cómo, que no conocen aún El diccionario...? Pues dejen de leer ahora mismo esta reseña y vayan a la biblioteca o librería más cercana, busquen en la web... lo que sea; quizás se trate del libro más imprescindible de todos los reseñados en ULAD... Para quien sí lo haya leído, en estos cuentos puede encontrar una buena continuación o aplicación literaria de su espíritu: los Cuentos negros lo son, en efecto, pero no sólo por el toque terrorífico o sobrenatural que anima alguno de ellos -se han emparentado los relatos de Bierce con los de Edgard Allan Poe, para que nos hagamos una idea-, sino, sobre todo, por el humor más que negro, negrísimo, amargamente caústico, que está presente en la mayoría. Como es sabido, el concepto que Bitter Bierce tenía de sus semejantes no era precisamente muy elevado: tras crecer en una rigurosa familia calvinista (su madre, descendiente incluso de uno de los puritanos del "Mayflower"), conoció de primerísima mano los horrores de la Guerra de Secesión norteamericana y, más adelante, los turbios tejemanejes de los politicastros, en su etapa de periodista en San Francisco. En consecuencia, consideraba a las personas interesadas, de poco fiar e incluso despreciables y se diría que, en su opinión, tan sólo el sentido del humor parecía posibilitar una cierta redención.

Un sentido del humor, el suyo, quizás no compartido por todo el mundo, de todas formas: en Aceite de perro, una familia de laboriosos emprendedores -como se dice ahora- se lanza por el camino del crimen con un entusiasmo digno de la mejor causa; en Una tumba sin fondo, el humor absurdo nos hace recordar los monólogos del añorado Gila, aunque con unas dosis mucho mayores de causticidad. Y el comienzo de La ciudad de Los-Que-Ya-Se-Han-Ido (toda una sátira sobre el culto necrófilo) no deja lugar a dudas: 

"Nací pobre porque mis padres eran honrados y hasta que no cumplí los veintitrés años nunca fui consciente de que la posibilidad de ser feliz se escondía en el dinero de los demás (...)"

La familia, en efecto, resulta ser una de las dianas favoritas de los aguzados dardos de Bierce: los hijos sufren las consecuencias de la inmoralidad y falta de escrúpulos de sus padres... y actúan respondiendo con la misma moneda. El parricidio es un elemento que aparece en buena parte de los cuentos y también el uxoricidio, aunque sea de manera indirecta (en La vaca almohazada, uno de los mejores cuentos, en mi opinión). El mundo parece no ser para el autor sino un lugar repleto de cínismo, hipocresía y malicia. Incluso cuando algún personaje está lleno de las mejores intenciones, como el protagonista de La voltereta del sr. Swiddler, todo se conjura para hacerle fracasar de la forma más ridícula... Está claro que para Ambrose Bierce los humanos no tenían -no tenemos- arreglo alguno (los animales tampoco salen bien parados, me temo). Y a lo peor, resulta que tenía razón...


Otros libros de Ambrose Bierce reseñados en Un Libro al Día: El diccionario del diabloEl clan de los parricidas y otras historias macabras  (he de señalar que algunos de los relatos recopilados en este último libro aparecen también en Cuentos negros).



4 comentarios:

El Puma dijo...

Hola, Juan.

Más que para decir que tengo en mi ebook, desde hace 4 años, y sin leer, al Diccionario del diablo, hago esta entrada, una vez más, para agradecerte.

Porque sorprendentemente para mí, ya que tienes muchos años de edad menos que yo, mencionas a Gila. Un personaje notable, que visitaba la Argentina muy frecuentemente allá por comienzos de la década del setenta. Y yo, un niño entonces de casi 10 años, no le comprendía casi nada. "Que se ponga!", clamaba en un programa sabatino que se transmitía en vivo. El público reía a carcajadas y yo no entendía porqué. Algún tiempo más tarde me pude sumar a ese coro de festejantes, ya capaz de comprender a ese eximio monologuista.

Un hermoso recuerdo para mí! Gracias!

Juan G. B. dijo...

Hola Puma:
¿Qué nos has leído el Diccionario del diablo? ¡Te bloqueo ahora mismo tu acceso a este blog hasta que no lo hayas acabado! Te aconsejo además que leas un poco cada mañana, antes de salir de casa. Eso y La sociedad del espectáculo, de Debord...
Ahora, hablando de cosas serias: Gila es un referente del humor para todo el que haya vivido en España y sea mayor de, pongamos 20 o 25 años, creo. Y desde luego, los cómicos españoles le reconocen como un maestro de maestros. Sé que tuvo mucho éxito en Argentina, y que incluso estuvo un tiempo viviendo en Buenos Aires.
En mi caso, había en mi casa una casette con monólogos clásicos de Gila (el de la guerra cuando llama al enemigo, el que cuenta cuando nació y no había nadie en su casa, etc...)y la habré oído, de pequeño, infinidad de veces, aparte de que en los 80 era una constante su presencia en programas de televisión,etc... Alguno de los cuentos de Bierce, que están narrados en primera persona retrospectiva, me han recordado a aquellos monólogos.
En todo caso, es un placer tener algo más en común contigo, Puma, y muchas gracias por el comentario, como siempre.
Un abrazo.

Tetralogy dijo...

¡Hola! No quiero hacer spam, pero necesito que mi novela, aunque tenga pocos capítulos, se haga más grande y desde un primer momento: https://www.wattpad.com/myworks/54185309-m-de-malik-zayn-malik ¡Gracias de antemano!

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